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El ojo es una “cápsula” que está llena, básicamente, de un líquido conocido como humor acuoso; cuando su sistema de drenaje se tapa, éste se acumula causando un aumento de la presión al interior, dañando al nervio óptico. Generalmente, así se desarrolla el glaucoma, una enfermedad ocular que ocasiona la pérdida gradual de la visión.
El tratamiento actual consiste en implantar en el ojo, mediante una cirugía, una válvula para lograr un buen drenaje del humor acuoso; sin embargo, ésta tiene muchas limitaciones. A lo largo del tiempo puede llegar a taparse, entonces, se debe quedar así porque arreglarla implicaría realizar una nueva cirugía que podría dañar al ojo un poco más, pues es un proceso muy invasivo.
La Fundación Markoptic, en conjunto con científicos del Laboratorio Nacional de Soluciones Biomiméticas para Diagnóstico y Terapia-UNAM, ha diseñado una microválvula que no se tapa tan fácilmente y es más eficiente que las convencionales.
Con una longitud de 1 mm y alrededor de entre 300 micras y medio mm de diámetro, este dispositivo podría colocarse con un aplicador especial sin la necesidad de realizar una intervención quirúrgica, haciéndola menos invasiva y más fácil de retirar o reemplazar si se llegara a tapar. “Funciona como una válvula check que, cuando aumenta la presión, sube y logra drenar el humor acuoso por un orificio. Fue un reto fabricarla, ya que está compuesta por tres piezas del tamaño de un cabello; para lograrlo se realizaron diversos cálculos y simulaciones a fin de encontrar la manera óptima de diseñarlas y ensamblarlas”, menciona el doctor Mathieu Hautefeuille, miembro del equipo.
Por el momento, “contamos con varias válvulas funcionales, con las cuales se realizarán pruebas pre-clínicas para comprobar su efectividad. Esperamos que pronto se puedan probar en humanos”, concluye.
El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible en el mundo. Uno de cada dos pacientes no sabe que tiene glaucoma, incluso en países desarrollados. Esta cifra es mayor en países como México donde se estima que hay cerca de 1.5 millones de personas afectadas por la enfermedad, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este proyecto se llevó a cabo gracias a que la industria privada se acercó al laboratorio de la Facultad de Ciencias de la UNAM para poder desarrollar estas válvulas con el esfuerzo de un equipo multidisciplinario.