La metodología propone la realización de cinco pasos:
- Partiendo del conocimiento que las personas poseen sobre su territorio y costumbres, realizar el inventario del patrimonio en la búsqueda de recursos culturales y naturales que sean o tengan el potencial de convertirse en atractivos turísticos, así como el de la infraestructura turística con que se cuenta. Los resultados han sido plasmados tanto en mapas temáticos como en una base de datos —un Sistema de Información Geográfica (SIG)—; con la participación comunitaria, se incrementa el control del patrimonio, se acentúa el cuidado, se evita su pérdida y se potencia la gestión de las comunidades.
Sede de la Comisaría de Molas. Edificio inaugurado en noviembre 30 de 1929.
Foto: Manuel Martín Castillo - Identificar quién visita los sitios y cuáles son sus requerimientos; a este paso llamamos determinar el perfil del visitante. Pero también es necesario saber cuántas personas y con qué frecuencia pueden visitar un lugar sin dañarlo o ponerlo en peligro; información que se obtiene mediante un estudio llamado evaluación de la capacidad de carga. A esos análisis se agrega la conservación de elementos intangibles, como el paisaje cultural: un tipo de patrimonio que se define como el “resultado de la interacción en el tiempo de las personas con el medio natural, cuya expresión es un territorio percibido y valorado por sus cualidades culturales, producto de un proceso y soporte de la identidad de una comunidad”.I
- Teniendo la información anterior, se procede a realizar la evaluación del potencial turístico, para evitar desequilibrios e impactos negativos en el desarrollo espacial de la actividad turística.
- La planificación territorial turística participativa es el siguiente paso y se refiere al diseño del producto turístico y las gestiones con diversos sectores para que entre en funcionamiento, tenga las mejores condiciones para todos los actores y que los patrimonios se mantengan sin daños.
Vista de la ex-hacienda henequenera de San Pedro Chimay y la chimenea original; ambas edificadas en enero de 1875. Foto: Manuel Martín Castillo
- Finalmente, se diseña el Producto Patrimonial Turístico para su puesta en marcha y se hace la propuesta sobre las acciones necesarias para su comercialización y consumo.