Entrevista con Hernando Ortega y Roberto López
Cuando los robots danzaron


Entrevista con Hernando Ortega y Roberto López
Cuando los robots danzaron
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¿Un robot puede danzar o funcionar como un coadyuvante en la investigación sobre el movimiento? ¿Parapléjicos podrían bailar? ¿En México se convive con robots en espacios públicos? 

En entrevista con Hernando Ortega, administrador del equipo de cómputo y redes en el Departamento de Probabilidad y Estadística, del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS-UNAM), y Roberto López, diseñador industrial miembro del Grupo de Innovación y Desarrollo Tecnológico (Gidetec), conocimos la historia detrás del “robot rojo” y de un nuevo proyecto que se pretende introducir como herramienta en el campo de seguridad.

El ingeniero en Ciencia e Ingeniería de la Computación y líder del proyecto relata que “todo empezó con un robot de PET y se me ocurrió meter sensores para que fuera más vistoso: tú te movías, le transmitías los movimientos y él se movía”. 
     Tiempo después coincidió que una colaboradora del Laboratorio de Innovación y Desarrollo Tecnológico (Laidetec) le comentó del proyecto a su hermana coreógrafa, Abigail Jara, quien se interesó en trabajar en conjunto. 
     “Pensamos que podríamos integrar estos robots con dispositivos protésicos para explorar en una obra de danza contemporánea, ya fuera como una entidad separada o una prótesis. Lo que me llevó a la escena fue la inquietud de ver lo que hacíamos no en el laboratorio, sino como producto terminado”, y explica Ortega que lo que le interesaba era probar el sistema de manera continua y sin fallas, porque el escenario no da posibilidad de parar hasta el fin la obra. 
     El proceso de investigación y experimentación del movimiento para el montaje lo llevaron a cabo los bailarines, mientras que el equipo técnico desarrolló respuestas a las necesidades planteadas por los artistas. Así fue como el “robot rojo”, diseñado por Francisco Neri y ensamblado por Roberto Miranda, fue un retoño que le salió a alguien; a quien bailaba.
     Entre 2014 y 2015 se llevaron a cabo diversas colaboraciones galardonadas en materia de danza contemporánea y videodanza. Así como una serie de cápsulas para televisión durante las Olimpiadas de Invierno 2014.
     Ingeniero y diseñador ven en el robot en escena un acercamiento a disciplinas artísticas; sin embargo, aún se tiene la inquietud de llevar a cabo una especie de laboratorio conjunto en el que los bailarines comprendan de qué se trata la robótica y los desarrolladores de la tecnología conozcan el mundo de la danza, además de generar conversatorios con el público que permitan plantear otras líneas de investigación y ejecución.

Una de las opciones de investigación que ofreció el experimento dancístico fue valorar el incremento en la expresividad del cuerpo con el uso de un robot o prótesis robótica. 
     También se pensó en que una persona parapléjica podría bailar a través del robot, al controlarlo con sus pensamientos, para detonar secuencias y participar en el espectáculo, aunque estuviera inmóvil. De esta forma se generaría un uso no sólo estético del robot sino también funcional, lo que deja en claro que hay mucho aún por descubrir.

Tanto el Laidetec como el Gidetec son parte de un proyecto empresarial que se incuba en el IIMAS y se trabaja de manera multidisciplinaria con la finalidad de tener “distintos puntos de vista y perspectivas de solución a problemas”, comenta el Maestro Ortega. 
     Roberto Miranda expuso la evolución que hubo entre el robot que bailó en la escena hasta llegar al robot negro, que él bautizó con el nombre de Centurión. Sin embargo, el fundador de Laidetec no está de acuerdo con ponerle nombre y aclara, “yo no les pongo ni nombre ni pongo rostro, porque no son personas, son herramientas”. 
     El proceso de mejora lo identifican en varios aspectos, como en la metodología de investigación; en el diseño; además de permitir la reproducción en serie gracias a la inversión hecha en moldes.
     El diseñador industrial reconoce que su labor radica en “que hay que pensar en procesos, cómo se va a armar y la funcionalidad”. Es él quien dicta la línea que tendrán los demás robots, que permitirá identificarlos con el sello de Laidetec.
     Hoy en día el ingeniero Sebastián Torres Camarillo es quien realiza la programación del nuevo robot y su labor es reconocida por nuestros entrevistados por los avances que han logrado.
     En el laboratorio se trabaja en paralelo con la segunda fase de una mano robótica que esperan tener en el mercado en 2018 (proyecto financiado por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación). La experimentación sobre prototipos se hace en el robot y se espera pronto comenzar con las pruebas clínicas.

Ortega Carrillo afirma que lo que quiere es que la gente interactúe con los robots, que tengan confianza y, como experimento social, evaluar la manera en la que se acostumbra la comunidad (en este caso universitaria) a convivir con estos robots. “Por eso salimos a la calle para ver cómo reacciona la gente y que vea que el futuro ya está aquí y que puede participar”.

Los retos se centran en la búsqueda de expertos en inteligencia artificial e inversionistas que confíen en el trabajo realizado y las ventajas que estos desarrollos pueden ofrecer a la sociedad.
     “El reto es que la investigación sea autosustentable. En tecnología es más sencillo. Faltan varios puentecitos entre la investigación, la comercialización, patentes, regalías y la mejora continua. 
     “La conciencia sobre el uso responsable de herramientas tecnológicas es parte del compromiso de empresarios y académicos, porque forma parte de la economía del país”, concluyen.

Nuestros entrevistados son apasionados de sus disciplinas. Hernando es ingeniero de tiempo completo porque, cuando no duerme, está resolviendo problemas. Roberto es un joven inquieto, gusta de los videojuegos, la ilustración y la narrativa

Currículum   

Hernando Ortega Carrillo

  • Desde 1999, desarrollador de tecnología. 
  • Maestría en Ciencia e Ingeniería de la Computación e Ingeniería en Computación (UNAM).
  • Patente otorgada en México, EU y Canadá.
  • Fundador de Laidetec y Gidetec. 

 

Roberto Antonio López Miranda

  • Diseñador Industrial (FES Aragón).
  • Miembro de Gidetec.
  • Director de diseño en Smart Drone.
  • Diseñador: videojuegos, apps, espacios y mobiliario; accesorios de moda.

 

FOTO: Alexandra Martínez

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