El hombre moderno pudo haber salido de África 70 mil años antes de lo supuesto
Científicos del Colegio Universitario de Londres realizan estudios sobre las migraciones del hombre moderno. Según María Martinón-Torres, miembro del equipo de investigadores, hasta hace poco, el modelo aceptado decía que homo sapiens abandonó África hace 50 mil años para dirigirse a lo que actualmente es territorio chino; sin embargo, un nuevo descubrimiento de dientes humanos en Hunán, China, permite suponer que este antepasado nuestro pudo haber cruzado la península arábiga y el Medio Oriente, para establecerse en el sur de China, alrededor de 70 mil años antes de lo que se pensaba.
Este descubrimiento, podría demostrar que los primeros humanos fueron chinos antes que europeos. A partir de esto, el equipo ha planteado dos teorías: la primera, relacionada con las temperaturas imperantes durante el pleistoceno tardío —aún más frías que las actuales en Europa—; y la otra, es la presencia del hombre de Neandertal, una especie que se diseminó por el continente europeo hasta hace unos 50 mil años.
La estructura dental hallada consta de cuarenta y siete dientes, los cuales fueron exhumados de una capa de arcilla gris y arenosa: las piezas son muy parecidas a las de los humanos contemporáneos, de tal forma que sólo puede provenir de una población llegada desde África y no de la evolución de otras especies como el extinto Homo erectus.
Además, hallaron los restos de 38 mamíferos, entre los cuales se encuentran cinco especies extinguidas, como el oso panda gigante. En el lugar no se hallaron herramientas ni otros utensilios, por lo que no era una zona donde vivían humanos.

La carencia de BRCA1 podría relacionarse con el desarrollo de alzheimer.

Esta proteína tiene la capacidad de reparar el ADN después de una división celular; según se sabe, éste es un punto clave para evitar algunos procesos cancerosos; por esta razón —según la doctora Elsa Suberbielle, miembro del equipo de investigadores—, se ha estudiado bajo esta línea; aún más, en este proyecto, se ha descubierto que tal proteína también está implicada en el funcionamiento de las neuronas (células que no se dividen) y en el desorden neurodegenerativo caracterizado por la pérdida de células cerebrales.
En el caso de las neuronas, la proteína BRCA1 ayuda a reparar un tipo de daño en el ADN —rotura de doble cadena—, en el caso de las neuronas, sucede lo mismo, incluso, sin que se produzca una división.
Estos ciclos de daño y reparación de las neuronas, facilitan el aprendizaje y la memoria; cuando no se encuentra dicha proteína, las neuronas no tienen la capacidad de recomponerse, por lo que se obstruyen las funciones cerebrales.
En pruebas con ratones, se encontró que, cuando existen bajos niveles de BRA1, se provoca un descenso de las neuronas, causando problemas de aprendizaje y memorización; además, se realizaron exámenes forenses en pacientes con alzheimer, y se descubrió que sus cerebros presentaban la concentración de esa proteína era entre un 65% y 75%, por debajo del grupo de control.
Otra prueba realizada para determinar por qué los pacientes mostraban bajos niveles de la proteína, consistió en tratar cultivos artificiales de neuronas con proteínas beta-amiloides, que suelen acumularse en cerebros con alzheimer, como resultado vieron una disminución de la BRCA1, lo que apoya la conjetura de que la ausencia de esa proteína está ligada a esa enfermedad.
Esta investigación podría derivar en el desarrollo de un tratamiento más efectivo contra el Alzheimer, basado en la manipulación de factores reparadores como BRCA1, ya que al normalizar sus niveles o funciones, es posible proteger las neuronas de un daño excesivo y prevenir el proceso degenerativo.


Ciencia en el mundo
Pilar Martínez