Trucha arcoíris
Dietas con productos de origen vegetal


Trucha arcoíris
Dietas con productos de origen vegetal
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La trucha arcoíris Oncorhynchus mykiss (figura 1) tiene una larga historia de cultivo en  México; principalmente, en la zona central del país. En los últimos diez años, su producción muestra un crecimiento  promedio anual de 3.9% y, en 2011, la producción fue de 8,480 toneladas.
     El Estado de México fue el principal productor (44.6% del total nacional), seguido por Puebla (38.7%), Hidalgo (4.7%), Durango (4.7%), Michoacán (4.3%) y Chihuahua (2.2%).1 De acuerdo con el Sistema Producto Trucha del Estado de México (2009),2 el cultivo de esta especie tiene potencial de crecer a niveles mayores a los reportados actualmente, si se atiende algunos problemas, particularmente, el referente al alimento balanceado, que es el insumo básico para el desarrollo y crecimiento de los organismos, el cual es utilizado por cerca de 95% de los productores trutícolas y representa poco más de 50% de los gastos de producción, en un ciclo anual.3

Los alimentos para trucha arcoíris contienen, principalmente, harina y aceite de pescado, fuentes de proteína y lípidos, respectivamente; ingredientes que contienen nutrientes esenciales para el crecimiento y desarrollo de las truchas; además, confieren a las dietas el olor y el sabor adecuados para ser consumidas inmediatamente por los peces. Estas características hacen que ambos insumos se usen de manera intensiva, lo cual genera problemas en los ámbitos económico y ambiental, por varios motivos:

  • La harina y el aceite de pescado provienen de pesquerías marinas de especies como sardina, anchoveta, arenque o caballa; su producción se ha mantenido estable desde la década de los noventa y no se espera que incremente en las próximas décadas;4 no obstante, ante el crecimiento de la producción acuícola, es muy posible que la oferta de ambos insumos no cubrirá la demanda en los próximos 10 años y, en tal caso, la acuacultura será, esencialmente, no sustentable, si los ingredientes mencionados se mantienen como fuentes principales de proteína y lípidos en las dietas comerciales.5
  • Con una demanda cada vez mayor, en los últimos años, los precios de la harina y del aceite de pescado se han incrementado de manera importante, causando aumento en los precios de las dietas y perjudicando a los acuacultores.
  • Finalmente, el uso de harina de pescado genera una alta excreción de fósforo (P) por parte de las truchas, lo que aumenta la concentración de este nutriente en las descargas de las granjas y una concomitante disminución en la calidad del agua; por lo que, a la larga, este proceso afectará a lagos, lagunas y ríos que circundan las granjas donde se produce las truchas.6

     En función de lo dicho, es necesario encontrar fuentes de proteína y lípidos que puedan sustituir los productos de pescado en las dietas diseñadas para la trucha arcoíris.

FIGURA 1A. Trucha arcoíris en un estanque (a) y ejemplar macho de trucha (b) en el Centro de Producción Acuícola “El Zarco” (Fotos del Biol. Daniel Sánchez Ávila).

FIGURA 1B. Trucha arcoíris en un estanque (a) y ejemplar macho de trucha (b) en el Centro de Producción Acuícola “El Zarco” (Fotos del Biol. Daniel Sánchez Ávila).

Para la sustitución de harina y aceite de pescado se requiere contar con insumos que, además de un contenido adecuado de aminoácidos y ácidos grasos, sean abundantes y disponibles todo el año; además de económicos y con un bajo contenido de fósforo (P). En tal sentido, diferentes harinas y aceites de origen vegetal, como soya, trigo, maíz o algunas algas, se han propuesto como alternativa para cubrir los requerimientos de proteínas y lípidos en dietas para organismos acuáticos, pues contienen una baja cantidad de P, son más baratas y, regularmente, están disponibles todo el año.
     A pesar de estas características positivas en productos vegetales, su utilización es aún muy limitada en las dietas comerciales, lo que se debe a varios factores: balance inadecuado de aminoácidos y ácidos grasos; contenido de sustancias conocidas como antinutricionales (compuestos químicos como fibra, ácido fítico, sustancias inhibidoras de tripsina, taninos, lectinas y alcaloides), que causan disminución en la capacidad de los organismos para utilizar adecuadamente los nutrientes, lo cual, a la larga, impide un crecimiento adecuado. Además de ello,  conviene considerar que la trucha es un organismo básicamente carnívoro y existe una amplia posibilidad de que no consuma alimentos elaborados con productos de origen vegetal. 

En el Laboratorio de Producción Acuícola de la FES Iztacala-UNAM, hemos implementado una serie de estrategias que permiten utilizar harinas y aceites de origen vegetal para sustituir los productos de pescado, con el fin de alimentar a las truchas sin afectar el crecimiento y desarrollo normales de las crías y las truchas jóvenes.
     La figura 2a muestra la composición de una dieta comercial promedio que,  esencialmente, contiene 40% de proteína y 10% de lípidos; la figura 2b muestra una formulación en la cual se ha sustituido harina de pescado con harina soya en 75%. Además, la dieta se adicionó con una enzima  conocida como fitasa, capaz de romper el ácido fítico (ácido que es la forma más común de almacenaje de fósforo en la semilla de soya, y su consumo puede impedir que la proteína del alimento se asimile en la trucha, pues, en el tubo digestivo, interactúa con algunas enzimas digestivas, inactivando la proteína).

FIGURA 2. Formulaciones de dietas para crías de trucha arcoíris.


     La incorporación de la enzima fitasa permite que el ácido fítico pueda romperse y se libere el fósforo. En las pruebas de alimentación, utilizamos organismos con un peso inicial de un gramo y, después de 50 días, las truchas alimentadas con la harina de soya mostraron un crecimiento (expresado como la ganancia en peso, es decir el porcentaje de peso ganado en los 50 días) similar al observado en las truchas alimentadas con una dieta comercial (figura 2c), así como una disminución en el P excretado por los organismos, expresado con mg de fósforo por litro de agua (figura 2d). 
     También es posible sustituir la harina de pescado, complementando la harina de soya con otros productos de origen vegetal, como el polvo de spirulina; producto que es la biomasa seca de la microalga spirulina, la cual contiene hasta 70% de proteína, aunque su precio es alto y las inclusiones en las dietas son limitadas. 
     En la figura 3a se muestra la formulación de una dieta con harina de soya y polvo de spirulina, para sustituir completamente la harina de pescado. Otra forma es utilizar harinas refinadas —aquellas cuyos granos, durante su proceso de producción, reciben diferentes tratamientos químicos, a partir de los cuales eliminan una buena parte de las sustancias no deseadas y aumentan el contenido de proteína—. Por ejemplo, hemos utilizado formulaciones con concentrado de proteína de soya (figura 3b) y aislado de proteína de soya (figura 3c), —ambos, productos refinados a partir de la harina de soya, que tiene mayor contenido de proteína—. La sustitución completa de la harina de pescado no mostró una disminución en el crecimiento de las truchas alimentadas con las diferentes harinas de origen vegetal.

FIGURA 3. crecimiento con sustitución completa de harina de pescado y... 


     El uso de aceite de pescado también tiene un efecto sobre el precio final de las dietas, por lo que actualmente, se trabaja con la sustitución del aceite de pescado y, al momento, se ha logrado reducir hasta 75%, con una mezcla de aceites de soya y linaza. Una sustitución de 100% podría disminuir el consumo de las dietas, debido a que no son atractivas para los organismos, por falta de un olor adecuado provisto por el aceite. Actualmente, en el laboratorio, continuamos desarrollando pruebas de alimentación, pero los datos preliminares indican que no existe un efecto negativo del uso de la mezcla de aceites vegetales en el crecimiento.

Es indudable que los productos de pescado no serán suficientes en el futuro para mantener la producción acuícola. Los resultados obtenidos en el laboratorio hasta ahora permiten establecer que los productos de origen vegetal, como la soya, son una opción viable para utilizarse en las dietas de trucha arcoíris. El siguiente paso es probarlas en la granja, para lo cual, actualmente, se lleva a cabo un par de pruebas de alimentación, en el municipio de Amanalco de Becerra, Estado de México. Las pruebas son realizadas, por periodos prolongados, en torno a puntos concretos, como la respuesta inmune o la expresión de genes, lo que ofrece información valiosa para implementar este tipo de dietas en un futuro cercano, ya en condiciones reales de producción.

Luis Héctor Hernández Hernández

Es biólogo por la FES - Iztacala (UNAM), además de Maestro en Ciencias y Doctor por la Facultad de Pesquerías de La Universidad de Kagoshima, Japón. Actualmente, es profesor titular A, de tiempo completo, en la FES Iztacala y miembro del SNI (I). Sus líneas de investigación incluyen: Desarrollo de dietas con ingredientes vegetales para el cultivo de trucha arcoíris y Determinación de requerimientos nutricionales para langostinos nativos.

Mario Alfredo Fernández Araiza

Es Biólogo por la FES - Iztacala (UNAM) y Maestro en Ciencias por la Facultad de Ciencias – UNAM. Actualmente, se desempeña como Profesor Titular “C” en la FES - Iztacala. Sus líneas de investigación incluyen acuacultura, cultivo de pescado blanco y desarrollo de cultivos de apoyo.

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