Hoy, muchos de los medicamentos ancestrales han desaparecido en los países occidentales, lo que fue notable a partir de 1923, cuando la insulina y otros fármacos antidiabéticos estuvieron disponibles en el mercado; sin embargo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en los países subdesarrollados, ciertos vegetales siguen constituyendo un recurso o alternativa para el tratamiento de la diabetes. Según algunos relatos sobre la medicina autóctona, las plantas con propiedades antidiabéticas son aquellas que poseen sabor amargo, en general, las hojas de estos vegetales son preparadas en forma de té (o infusión), mientras que los frutos o semillas se consumen directamente (cuadro 1).
CUADRO 1. La calabaza amarga en México
Aunque no tengan parecido alguno, esta planta se encuentra en la familia de los zapallos y calabazas. Momordica charantia —proveniente, probablemente, de la región Indo-Malaya— fue introducida en la América del Viejo Mundo, y halló su nicho en México, donde ha crecido y se ha vuelto muy conocida y utilizada, desde Baja California Sur hasta la península de Yucatán. Su presencia en nuestro país ha acopiado varios nombres: balsamina, en Sinaloa y Oaxaca; cundeamor, en Yucatán, Tabasco y Veracruz, donde también la han llamado: pepin, pepinillo, pepino de monte, melón de ratón, papayito, pepino cimarrón y guadalupana; mientras que en Chiapas es conocida como granadilla; en Michoacán, como avellana; en Oaxaca, como granadilla y manzanilla y, en la península de Yucatán, como cochinito, chiquita, anacahuita, chorizo, ?or de amor y yakunax ak o yakunaj xiw. Colaboración: Dr. Rafael Lira Saade |
Los estudios científicos realizados con estas plantas se basan, principalmente, en la información disponible en antiguos textos de medicina natural, los cuales rescatan el saber popular. En este sentido, nuestros pueblos originarios son el reservorio de información naturista de trascendental importancia. Por otra parte, diversas pruebas de laboratorio han sido realizadas en especies vegetales —de las cuales se sospecha poseen componentes hipoglucemiantes en su composición— que no se han utilizado en la medicina tradicional ni en la formulación de medicamentos. Un ejemplo notorio, es el yacón (Smallanthus sonchifolius), una planta nativa de América del Sur conocida desde la época precolombina, concretamente, de la región de los Andes, cuyo cultivo y consumo se amplió a varios países de Asia y Europa. Curiosamente, el interés por esta planta comenzó en Japón, donde se popularizó la infusión de sus hojas con supuestas propiedades antidiabéticas. Lo interesante del caso es que, a pesar de su origen americano, no hay evidencias del uso del yacón en la medicina popular andina, por lo que, desde hace algunos años, investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán (Argentina) desarrollan estudios con esta planta y demostraron, no sólo su efecto hipoglucemiante, sino aún más: descubrieron otras propiedades benéficas para la salud.3
En el organismo, el efecto hipoglucemiante se debe a la acción de una proteína que se desempeña como hormona: la insulina, compuesta por la unión de 51 aminoácidos (cuadro 2), la cual se sintetiza en el páncreas —específicamente, en un grupo de células especializadas conocidas como islotes de Langerhans (figuras 1 y 2)—. Con cada ingesta de alimentos, el páncreas la libera a la sangre para que las células incorporen azúcar (glucosa) a su interior. A continuación se desencadena una serie de reacciones bioquímicas que transforman la glucosa en energía —indispensable para la realización de todas nuestras actividades cotidianas—. La escasa producción o pérdida de la capacidad de las células del páncreas para generar insulina lleva al desarrollo de la diabetes.
CUADRO 2. Esenciales y no esenciales
Todas las proteínas están conformadas por la unión de aminoácidos, compuestos que poseen la particularidad de tener dos grupos químicos (amino y ácido), razón de este nombre. Existen más de 300 aminoácidos diferentes, pero sólo 20 son los constituyentes de las proteínas, donde se encuentran combinados en distintas proporciones. El nombre de muchos de éstos está relacionado con la fuente de las que fueron aislados por primera vez. Por ejemplo, la asparagina fue aislada del jugo de espárragos, la serina se obtuvo a partir de proteínas de la seda y la tirosina fue identificada en el queso (tyros significa queso). |
FIGURA 1. Localización y forma del páncreas en los humanos, este órgano pesa entre 70 y 15 gramos
Las principales funciones del páncreas

Función exocrina
Las células exocrinas presentes en este órgano son las encargadas de producir las enzimas que ayudan a la digestión y las liberan cuando los alimentos entran al estómago, a través de un sistema de canales que llegan al conducto pancreático principal.
Estas enzimas ayudan a digerir los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas que nos aportan los alimentos a través de la alimentación.
Fundamentalmente podemos resumir sus funciones exocrinas en las siguientes:
- Segrega enzimas digestivas que pasan al intestino delgado. Es decir, segrega jugo pancreático que luego es volcado a la segunda porción del duodeno.
- Regula el metabolismo de las grasas.
Función endocrina
Las dos principales hormonas del páncreas son la insulina y el glucagón. Mientras que la insulina baja el nivel de glucosa en la sangre, el glucagón tiende a aumentarlo; de manera que son dos hormonas fundamentales, las cuales trabajan para mantener el nivel adecuado de glucosa en la sangre.
Respecto a las funciones endocrinas, podemos decir que el páncreas:
- Produce y segrega hormonas importantes: la insulina (disminuye los niveles de glucosa sanguínea) y el glucagón (eleva los niveles de glucosa en la sangre).

FIGURA 2. Estructura de la insulina, proteína constituida por dos cadenas que contienen 21 y 32 aminoácidos, respectivamente.