Hablar de ciencias de la complejidad es remontarse a la segunda mitad del siglo XX, y me refiero a una corriente de pensamiento desarrollada para ofrecer explicaciones sobre los comportamientos del mundo, incluidos los sistemas físicos, biológicos y sociales. Su esencia radica en explicar que dichos sistemas se comportan mejor si están dotados de más grados de libertad; lo que equivale a hacer que el sistema opere sin controles y restricciones; pues éste debe evolucionar libremente para, a partir de allí, estudiar su comportamiento; lo cual equivale a concentrarse en lo que hace (el sistema), no lo que es; en otras palabras, nos interesa estudiar en los sistemas complejos todo lo que es posible hallar en ellos, lo cual no está sometido a reglas de control, ni a restricciones y requiere hacerse desde el terreno de la probabilidad y, a partir de ello, se enuncia que, en la evolución de un suceso o evento, se desconoce su dirección o comportamiento.2 Desde esta perspectiva, la ciencia de la complejidad se opone a los principios y categorías de la ciencia clásica, y resalta para tal fin las siguientes categorías:
La mirada de un analista de lo complejo es holística al incorporar el estudio de los sistemas físicos, biológicos y sociales. Además, le interesan las relaciones entre estos sistemas y los elementos del sistema a fin de comprender el comportamiento de cada uno de ellos en un mundo de permanente evolución.
No linealidad: ganar información, no memoria; ejemplo: Bit, K, Mega, Giga, Fento, Tera.
Leyes de potencia
Evolución
Imposibilidad de control
Adaptación/aprovechamiento de lo incontrolable
Percolación–filtrado masivo. Los analistas de lo complejo no atacan el sistema a través de la fuerza, lo conveniente es penetrar el sistema y luego generar el caos (figura 3).
Cuando se habla de complejidad, se hace referencia a movimientos súbitos, imprevistos, no controlados e irreversibles; es una filosofía del movimiento en permanente evolución. No se asocia a movimientos psíquicos o repetidos, por tanto, el interés se concentra en estudiar movimientos que son caracterizados por la ausencia de control y la no resistencia; esto significa entender los movimientos con grados de libertad.
La ciencia de la complejidad se apoya en los sistemas biológicos para estudiar los seres vivos, los cuales tienen la característica de procesar información —metabolización— de forma cooperante y ordenada. A diferencia de los sistemas sociales en los que sus estructuras organizativas funcionan, por lo general, bajo esquemas no cooperantes, condicionados por estructuras de poder que imponen control y restringen los movimientos de libertad3 (figura 4).
Los sistemas biológicos y ecológicos funcionan con movimientos que se caracterizan por la indeterminación y cooperación.