El papel de la familia y el capital cultural de las mujeres en la investigación


El papel de la familia y el capital cultural de las mujeres en la investigación
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Existen diversos factores socioculturales que intervienen en el desempeño de las mujeres en las actividades científicas en México, el presente artículo se centra en el rol de la familia y el capital cultural en dichas trayectorias. 
     La decisión de dedicarse a la ciencia está determinada por un conjunto de vivencias, creencias y motivaciones personales, de modo que tanto el entorno cultural como el apoyo familiar son determinantes. La familia es la primera institución social que produce un efecto directo sobre las decisiones de una mujer, pues en ella son generados los códigos y valores que determinarán sus decisiones y motivaciones.1

Dentro del entorno familiar, uno de los aspectos que tiene relación directa con el impulso o disuasión de la vocación científica es la actitud de los padres hacia sus hijos e hijas. Por ejemplo, en el ámbito de las matemáticas, los padres que suelen ser más dedicados a atender los deberes académicos de sus hijas que de sus hijos tienden a reforzar la idea de que “ellas no son tan competentes como los niños”. De igual manera, los padres que explican más amplia y detalladamente los temas y procedimientos científicos a sus hijos que a sus hijas tienden a retrasar, aproximadamente, dos años la comprensión de la ciencia en las niñas, con respecto a los niños.2 En México, Rodríguez et al.3 demostraron que el entorno familiar actual alimenta la creencia de que “los hombres son mejores en matemáticas”. Adicionalmente, el estudio reveló que las niñas de secundaria recurren con mayor frecuencia a sus padres (hombres) o algún otro miembro de género masculino para el apoyo en sus estudios de matemáticas, ya que asumen que “los hombres de su familia saben más que sus madres u otros miembros de género femenino”. 
     La influencia de estereotipos de género en el seno familiar es otro aspecto relevante en la elección de una carrera científica, especialmente por parte de las madres. En México, hay un largo camino por recorrer para que la sociedad supere la idea de incapacidad de las mujeres en ciertas áreas científicas. Aún persisten las familias que subvaloran las capacidades académicas de sus hijas y las incitan a elegir carreras que no contengan asignaturas relacionadas con ciencias exactas (física, matemáticas, ingeniería), con frases como: “no vas a poder” o “elige algo más fácil”. Este tipo de influencia desmotiva a las estudiantes y les dificulta la vida académica.2, 4

Es relevante mencionar la relación directa que existe entre la trayectoria científica exitosa de una mujer y el nivel de formación académica de los padres. Una mujer cuyos padres poseen altos niveles de educación tomará decisiones positivas con respecto a la ciencia. Esto ha sido relacionado con el hecho de que los padres tengan una visión más amplia y rica sobre las distintas carreras académicas, por lo que suelen influenciar objetivamente a sus hijas para la elección de carreras, sin inculcar prejuicios de género.2
     Las familias invierten en la educación escolar de sus hijos (tiempo, dinero y esfuerzo) en función de la importancia que asignan a su capital cultural y a su valor relativo, respecto al capital económico. Lo anterior permite comprender el impacto que tiene el capital cultural en la educación familiar, sobre todo de las familias privilegiadas, como las de intelectuales, docentes o miembros de profesiones liberales.5

Cuando se consolida la carrera profesional de las científicas y se alcanza el éxito, gracias al apoyo de los padres y su entorno familiar inmediato, ellas se enfrentan al hecho de formar su propia familia y conciliar sus actividades familiares con la vida laboral. 
     M. A. Chávez Gutiérrez6 sostiene el hecho de que las responsabilidades del hogar, en las familias mexicanas, siguen recayendo sobre la mujer. Además de sus obligaciones laborales, las mujeres suelen desempeñarse como amas de casa, esposas y madres, roles que, en su mayoría, suele considerarse una obligación de ellas. De acuerdo con la autora, “La mujer pasó de reproductora de la especie a formar parte del desarrollo económico, social y cultural, aunque sin dejar de ser creadora de vida y forjadora del núcleo familiar”.
     Una investigación realizada entre 2005 y 2007 a un grupo de investigadoras de la Universidad de Guadalajara, pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores (SNI)6 demuestra que más de 50% de las científicas ha enfrentado dificultades propias del cuidado de la familia, lo cual les ha obstaculizado alcanzar los niveles de productividad académica requeridos. Sin embargo, las potenciales dificultades que ocasiona la conciliación del trabajo con el aspecto familiar suelen disminuir al contar con el apoyo conyugal para la atención de los hijos y las tareas domésticas, así como la posibilidad de obtener el soporte adicional de instancias de apoyo formal (escuelas de tiempo completo) e informal (amigos, familia o empleados domésticos). El apoyo de la pareja no sólo es sustancial para sacar adelante a los hijos y el hogar: también es un impulsor para que las científicas continúen su formación en más altos grados académicos o la obtención de mayores logros en el ámbito profesional.7

Brenda Ávila Trejo

Es Licenciada en Ingeniería Química y Maestra en Economía y Gestión de la Innovación, ambas por la Universidad Autónoma Metropolitana. Es especialista en temas de monitoreo tecnológico y propiedad intelectual. Actualmente, forma parte del equipo de Proyectos Estratégicos del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), donde participa en proyectos relacionados con la innovación y el fortalecimiento de la vinculación entre sector productivo e institucional. En el FCCyT, ha colaborado en la publicación de diversos documentos relacionados con la igualdad de género en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI).

Rocío Cos Garduño

Licenciada en Psicología por la Universidad Iberoamericana con especialidad en Sociología. Formación como psicoanalista; cursó la Maestría en Filosofía en la Universidad Iberoamericana y la Maestría en Derechos Humanos y Seguridad Pública. Es especialista en grupos vulnerables, violencia, género, víctimas del delito y derechos humanos. Actualmente forma parte de la Oficina de Información Científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión (INCyTU) del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT).

José Franco

Es Doctor en Física por la Universidad de Wisconsin-Madison. Investigador titular del Instituto de Astronomía de la UNAM. Director del Instituto de Astronomía - UNAM (2002 a 2010). Presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (2012-2014). Actual Coordinador General del Foro Consultivo Científico y Tecnológico y director general de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.

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