Buscan conocer el mecanismo de funcionamiento de superconductores.
Un superconductor es un material que, debajo de cierta temperatura (temperatura crítica), conduce corriente eléctrica sin resistencia alguna. Los primeros materiales que se descubrieron con esta propiedad eran elementos metálicos o aleaciones metálicas. Existen dos clases de superconductores: los convencionales (de baja temperatura crítica) y los no convencionales (de alta temperatura crítica).
En la actualidad se conoce por qué ciertos materiales se convierten en superconductores convencionales, según la teoría BCS (recibe su nombre de las iniciales de quienes la idearon: John Bardeen, Leon Cooper, y John Robert Schrieffer), basada en la mecánica cuántica: “los electrones forman pares, a pesar de tener cargas eléctricas iguales que, en principio, se tendrían que repeler, pero, dentro de un material, las vibraciones térmicas pueden hacer que éstos se atraigan formando pares que, para romperlos, se necesita cierta energía mínima; mientras no se les proporcione, podrán conducir energía eléctrica sin resistencia, este mecanismo de formación de pares no funciona para los superconductores no convencionales”, menciona el Doctor Luis Antonio Pérez López, del Instituto de Física-UNAM, quien desarrolló un nuevo modelo que propone un nuevo mecanismo para la formación de pares en los superconductores no convencionales.
“Un mecanismo de formación de pares que hemos propuesto se basa en la interacción de carga enlace (la interacción de la densidad electrónica asociada a un átomo con la asociada al enlace entre dos átomos vecinos); lo que buscamos es poder predecir, por ejemplo, el comportamiento de la capacidad calorífica electrónica en función de la temperatura; los superconductores no convencionales tienen una capacidad calorífica diferente de observada en los superconductores convencionales; si el modelo es capaz de predecir este comportamiento, sería un avance importante. También estamos analizando cómo se comportan estos materiales en un campo magnético externo”, explica.
“Lo ideal sería lograr explicar, a partir de nuestro modelo, todos los aspectos experimentales observados en los superconductores no convencionales. Hasta el momento, las comparaciones cualitativas entre nuestros resultados teóricos y los resultados experimentales reportados en la literatura científica han sido exitosos”, concluye.

Los teotihuacanos conocían bien las propiedades del suelo y fueron capaces de manejarlo para su uso agrícola.
Los paleosuelos son suelos formados en el pasado bajo condiciones ambientales particulares del momento, su estudio es de gran importancia, porque son evidencia de las actividades de antiguas civilizaciones; además, dan a conocer el clima y la vegetación que prevalecía.
Especialistas del Instituto de Geología-UNAM realizan estudios de los paleosuelos de Teotihuacan; “los paleosuelos de esa zona son muy particulares, destacan por su color negro, son arcillosos y muy duros, cuando están secos. Una de las técnicas que utilizamos es la micromorfología, que consiste en tomar pedacitos del suelo —procurando no alterarlos— los cuales impregnamos con una resina poliéster, esto nos sirve para que el suelo se vuelva roca, logremos cortarlo, pulirlo y así obtener una lámina delgadita que se observa bajo el microscopio. Ahí podemos determinar cuál es la estructura, el arreglo de los componentes y qué tipo de rasgos presenta. Esta información la asociamos con los ambientes del pasado o con las actividades humanas que se realizaron en este lugar”, explica la doctora Elizabeth Solleiro Rebolledo, líder de esta investigación.
Según la investigadora, el paleosuelo de Teotihuacan es muy común, se le conoce como Vertisol, el cual también se puede encontrar, actualmente, en otros lugares de la república mexicana, como Guanajuato y Querétaro; sin embargo, “algo que llama la atención es que los teotihuacanos conocían bastante bien las propiedades del suelo y fueron capaces de manejarlo de una manera que les produjo un beneficio desde el punto de vista agrícola y, entonces, generaron sistemas de riego para tener una mejor productividad agrícola. Esto lo pudimos reconocer por las propiedades que muestra el suelo, el cual se ha vuelto de color gris, debido a un proceso de degradación por irrigación”.
Por otro lado, “se sabe que los teotihuacanos pintaban las pirámides con cal y, para su elaboración, utilizaban madera, lo que derivó en una deforestación intensa de las laderas de los cerros que circundan el valle de Teotihuacan, propiciando erosión y degradación del medio ambiente. Observamos que en el interior de las pirámides, sobre todo en la de la Luna, se utilizó un suelo negro como relleno para su construcción. Las características de estos rellenos nos muestran que se trata del mismo suelo negro que evidencia procesos de siembra y quema agrícola”, menciona.
Ahora, lo que sigue en este proyecto es determinar hasta dónde se extiende este tipo de suelo en las regiones cercanas al valle de Teotihuacan y alrededor de la cuenca de México, con el fin de analizar si la presencia de este suelo negro es un producto del medio ambiente o es antrópico —es decir, si se forma por las actividades del hombre—. Esto es importante, porque se quiere saber cómo era el ambiente hace tres mil años y cómo influyó para que diferentes grupos humanos se asentaran en este lugar.

Por el desarrollo de la Silla Jansen, que ayuda a mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad, alumnos de la licenciatura en Ingeniería Electrónica e Ingeniería Mecánica de la UAM Azcapotzalco obtuvieron la medalla de plata en el Concurso Internacional de Ciencia y Tecnología Innova Brussels 2015.
