La Biodiversidad Oculta en los Cenotes de la Isla de Cozumel


La Biodiversidad Oculta en los Cenotes de la Isla de Cozumel
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México cuenta con una gran cantidad de cuevas, grutas y cavernas; se tiene el registro de más de 9 mil entradas al mundo subterráneo en el territorio mexicano, cuyos orígenes son diversos como el volcánico, por la disolución de la roca caliza y por acciones antropogénicas (ver figura 1).

Las cuevas se clasifican de diversas maneras: por la temperatura y por su contenido de agua –secas, semi-secas y completamente inundadas–. Dentro de las inundadas –como es el caso de los cenotes–, se encuentran cenotes de agua dulce (con bajos contenidos de sales), o bien, los sistemas anquihalinos (cenotes o sistemas subterráneos que presentan una interacción entre una capa de agua dulce y una capa de agua marina; generalmente, esto se debe a la intrusión marina costera). Estos sistemas son bastante frecuentes en la zona costera de la Península de Yucatán (ver figura 2).

La palabra cenote proviene del vocablo maya “dzonot” que significa hoyo con agua, y se ha convertido en una ventana al mundo subterráneo, permitiéndonos conocer la vida que ahí habita. En la península de Yucatán se tiene registrado un aproximado de 4,000 entradas (entre cenotes, grutas y cuevas), donde se realizan muchas exploraciones para conocer los diferentes pasajes, fauna y las características de este hábitat y sus procesos evolutivos (ver figura 3).

En los ambientes subterráneos se cuenta con una gran diversidad que podríamos llamar oculta, pues pocas personas tienen el privilegio de conocer y estudiar. Los organismos que ahí viven se clasifican de la siguiente manera: Trogoxenos (terrestres) y Estigoxenos (acuáticos): son aquellos que ingresan a las cuevas de manera accidental, que no es su hábitat cotidiano; quizás buscando un refugio ante una amenaza inminente o alimento. Son animales muy ocasionales, debido a que realmente es muy raro encontrarlos dentro de las cavernas; por ejemplo, algunas víboras, insectos, arácnidos, aves, mamíferos y, en el caso de los ambientes acuáticos, pueden ser peces, crustáceos, equinodermos, moluscos, principalmente (ver figura 4). 

Existen otros organismos que son afines a los sistemas subterráneos pero que no presentan adaptaciones a la vida cavernícola y son denominados troglofilos (terrestres) y estigofilos (acuáticos). Éstos ocupan las cuevas de manera cotidiana dentro de los cuales se encuentran los murciélagos, muchos artrópodos y mamíferos cuadrúpedos. En el caso de los ambientes acuáticos, hay crustáceos y peces, principalmente, ocupando la cueva para refugio o alimentación (ver figura 5).

Finalmente, existen aquellos organismos que viven completamente su ciclo de vida en los sistemas subterráneos y que presentan adaptaciones y estrategias para su sobrevivencia en éstos, como son la pérdida de la pigmentación, la ausencia o desarreglo de las estructuras visuales, incremento en sus estructuras sensoriales (como el alargamiento de sus antenas y anténulas), el desarrollo de estructuras especializadas para el almacenamiento de lípidos y en algunos casos, simbiosis con bacterias sulforeductoras para sobrevivir en ambientes con bajos contenidos de oxígeno disuelto en el agua (anóxicos), como ocurre en los ambientes anquihalinos. A estos organismos los llamamos troglobios (terrestre) o estigobios (acuáticos) (ver figura 6).

Sin embargo, es importante mencionar que la cantidad de energía que fluye en el medio subterráneo es muy pequeña comparada con aquellos sistemas superficiales que conocemos como los bosques, los arrecifes de coral, las selvas, entre otros. Lo anterior ha llevado a enfocar esfuerzos para entender cómo se han colonizado estos ecosistemas y cómo se han formado tantas especies en ambientes con estas características. En diversas publicaciones científicas podremos encontrar evidencia de que los sistemas subterráneos son excelentes laboratorios para entender los procesos de adaptación y especiación de distintos organismos. En los ambientes subterráneos, sólo por mencionar algunos números de especies acuáticas, están registradas más de 200 especies de crustáceos con adaptaciones y estrategias para sobrevivir a estos sitios, de las cuales 45 especies han sido reportadas para los cenotes de la Península de Yucatán. En el caso de los peces también existen varias especies registradas, ciegas y exclusivas como el pez gato (Rhamdia reddelli), anguila ciega (Ophisternon infernale) o la dama blanca de la Península de Yucatán (Typhliasina pearsei), entre otros poecílidos y caráncidos. Esto, sin contar la gran cantidad de arácnidos que han sido reportados para estos ambientes, o bien; grillos con adaptaciones en sus antenas, con diversos grados de adaptación en sus ojos. Es necesario resaltar que la mayoría de estas especies son endémicas de los sitios en los que habitan pues, debido al aislamiento que presentan, las cuevas y cenotes tienen una microdistribución acotada sólo al sistema donde viven.

Actualmente, las exploraciones continúan con la finalidad de entender el funcionamiento de estos ecosistemas y los componentes bióticos y abióticos que actúan en ellos. Todo este conocimiento se ha logrado debido a la participación conjunta de investigadores de diferentes instituciones, enfocado en estos sistemas, que incluye instituciones de la Península de Yucatán, pero también de otras zonas del país, además de varias universidades y centros de investigación del extranjero (Universidad de Quintana Roo, CICY-Conacyt, Círculo Espeleológico del Mayab, IB-UNAM, FC-UNAM, ICMyL-UNAM; además de la Texas A&M University, Harvard University, Northwestern University, American University, Geroge Washington University, Smithsonian Institution en Estados Unidos de Norteamérica y Karst Research Institute en Eslovenia). Recientemente, todo este grupo de trabajo continúa encontrando especies que no habían sido descritas para la ciencia, como es el caso de diversos crustáceos que viven en profundidades subterráneas, de más de 60 metros, con una tendencia a la anoxia, con pocas cantidades de energía para su alimentación y que son endémicas para la Isla de Cozumel (ver tabla 1 y figura 6).

 

Tabla I.- Especies endémicas de los sistemas anquihalinos en la Isla de Cozumel

Clase

Familia

Especie

Valvatida

Ophidiasteridae

Copidaster cavernicola

Ophiuroidea

Ophionereididae

Ophionereis commutabilis

Remipedia

Xibalbanidae

Xibalbanus cozumelensis

Xibalbanus sp.

Thermobanacea

Tulumellidae

Tulumella sp.

Peracarida

Cirolanidae

Metacirolana mayana

Decapoda

Procarididae

Procaris mexicana

 

Anchialocarididae

Anchialocaris paulini

 

Agostocarididae

Agostocaris bozanici

Agostocaris zabaletai

 

Atyidae

Typhlatya sp.

 

Barbouriididae

Barbouria yanezi

 

Hippolytidae

Calliasmata nohochi

Parhippolyte sterreri

 

Alpheidae

Yagerocaris cozumel

 

Conclusiones   

Esta diversidad es considerada vulnerable pues, aunque sus hábitats están ocultos aparentemente al efecto antropogénico, en realidad están más expuestos pues nuestros estudios de las condiciones ambientales indican que son susceptibles a la contaminación acuática, producto del desarrollo urbano de la zona cárstica de la isla, donde durante años se han vertido las aguas de desecho directamente a los drenajes naturales y los cuales, todos ellos, están conectados a través de los diversos flujos subterráneos. Estamos en un momento clave para regular estos desechos y proteger los ecosistemas. Asimismo, el efecto del cambio climático ha empezado a registrarse en estos ambientes, a través del proyecto de biodiversidad subterránea de la Península de Yucatán dirigido por el doctor Luis M. Mejia Ortíz (en donde colaboran los autores de este trabajo, además de investigadores de universidades ya mencionadas). Se ha registrado, con ayuda de sensores (que se han colocado desde el año 2016), que la temperatura del agua a más de 30 metros de profundidad, presentó un incremento paulatino a lo largo de los primeros dos años, del orden de 0.15 °C, lo cual aún debemos estudiar y monitorear; en este momento representa un primer indicio de que no es un sistema aislado a los problemas existentes en la superficie. Sin embargo, la ausencia de leyes y normas que realmente regulen la conservación de los ambientes subterráneos en el país producirá, a mediano plazo, la desaparición de una biodiversidad oculta que quizás nunca conozcamos, pero de la cual debemos sentirnos orgullosos pues, en su mayoría, son especies endémicas las cuales nos proporcionan una identidad única como país.

Los autores agradecen a todos aquellos buzos que han participado en los diferentes proyectos para conocer la diversidad subterránea de la isla de Cozumel. Asimismo, al PRODEP-SEP; MEXUS-Conacyt; Universidad de Texas/Conacyt y Conacyt Ciencia Básica Fondo Sectorial de Investigación para la Educación Conacyt- 258494, por todos los apoyos otorgados en el estudio de los ambientes cavernícolas del país. A Peter Sprouse por toda su ayuda en el análisis espacial de las grutas y cavernas del país. A Laurent Miroult, por compartir sus fotografías subterráneas.

  1. Meji?a-Orti?z, L. M. (2005). Adaptations to cave life in decapods from Oaxaca. Association for Mexican Cave Studies Bulletin 15, Austin: 170 pp.
  2. Mejía-Ortíz, L. M., y López-Mejía, M. (2005). Are there adaptation levels to cave life in crayfishes?. Journal of Crustacean Biology, 25(4): 593-597.
  3. Mejía-Ortíz L. M., Yañez, G., López-Mejía, M. (2007). Echinoderms in an anchialine cave in Mexico. Marine Ecology 28(Suppl. 1): 31-36.
  4. Pakes, M.J., Weiss, A.K., Mejía-Ortíz, L. M. (2014). Arthropods host intracellular chemosynthetic symbionts, too: Cave study reveals an unusual form of symbiosis. Journal of Crustacean Biology, 34(3): 334-341.?
  5. Pakes, J. M., Mejía-Ortíz, L. M. (2014). Chemosynthetic ectosymbiosis reported in the predatory anchialine cave endemic, Xibalbanus tulumensis (Yager, 1987) (Remipedia). Crustaceana 87(14): 1657-1667.?
  6. Mejía-Ortíz, L. M., Pipan, T., Culver, D. C., Sprouse, P. (2018). The blurred line between photic and aphotic environments: a large Mexican cave with almost no dark zone. International Journal of Speleology, 47(1): 1-12.
  7.  Mejía-Ortíz, L. M. (2019). Crustacea. In: White, Culver & Pipan Eds. Encyclopedia of Caves. Wiley, London.
Guillermo Ruíz-Cancino

Estudiante de Doctorado en Desarrollo Sostenible, Universidad de Quintana Roo, maestro en Ciencias Marinas (ICMyL –UNAM), Su principal línea de investigación es sobre la diversidad de los isópodos cavernícolas.

Luis Manuel Mejía-Ortíz

Es profesor investigador de la Universidad de Quintana Roo –Cozumel. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel I desde 2006. Doctor en Ciencias Marinas por la University of Liverpool. Sus principales líneas de investigación son: Taxonomía de los crustáceos decápodos de agua dulce, Diversidad de los ambientes subterráneos y Adaptación a la vida subterránea en crustáceos.  

Germán Yáñez Mendoza

Es espeleobuzo, miembro fundador del Círculo Espeleológico del Mayab, A. C. Buzo certificado en cuevas por la National Speleological Society (USA).

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