Cuando un depredador se convierte en presa


Cuando un depredador se convierte en presa
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Comer para obtener energía es de las principales necesidades de cualquier organismo. Los humanos trabajamos para comer y comemos para trabajar y vivir; sin embargo, esto implica que un individuo se beneficie y otro sea perjudicado. Esta interacción es la relación que se da con mayor frecuencia entre los organismos que en la naturaleza pasan gran parte de su tiempo en busca de alimento. Pero la necesidad de obtener energía abre una serie de interacciones en las cuales los seres vivos conviven y se relacionan entre sí.1

Casi todos los organismos necesitan alimentarse para obtener energía y vivir. Decimos casi, porque algunas bacterias, algas y, sobre todo, las plantas poseen la capacidad de producir su propia energía (autótrofos). Mientras que, los animales y algunos hongos obtienen su energía ingiriendo, en la mayoría de las veces, otro organismo (animal, planta u hongo) o parte de él; por ejemplo, cuando comemos una hamburguesa o un bistec, la vaca resulta perjudicada. A esta interacción se le conoce como depredación, en la cual un organismo es comido parcial o totalmente por otro para subsistir.4 Así, a quienes requieren comerse a otro para mantenerse y sobrevivir se les conoce como depredadores y los que son consumidos, presas.

La depredación se puede definir como “una transferencia de energía entre los seres vivos, estableciendo una interacción directa entre dos o más especies, la que come y la que es comida”.2 Por lo que, un depredador podría interactuar con varias presas a lo largo de su vida, pero para la presa, la primera interacción es frecuentemente la última.

En el siglo XX un par de científicos matemáticos intentaron explicar la interacción presa-depredador con un modelo de ecuaciones que lleva sus apellidos Lotka y Volterra. Después, algunos ecólogos resumieron estas interacciones mediante un código, el signo “+” para el organismo que se beneficia y “-” al que resulta afectado. Así, cuando comemos una hamburguesa o un bistec, el “+” representa a los depredadores que la comemos, y el “-“ a la vaca.

Pero escribir “+ -” para definir quién se comió a quién no es suficiente, pues en la naturaleza hay una gran diversidad de organismos con formas distintas de depredar y obtener su energía. Para entender mejor cómo ocurren las interacciones entre depredadores y presas es importante reconocer los tipos de depredadores y las presas con las que interactúan según diferentes definiciones o perspectivas.3

Begon, en 1999, menciona una primera forma de clasificar a los depredadores y, quizá, la más simple, la taxonómica,4 la cual propone agrupar a los depredadores según el grupo de organismo que consumen: los carnívoros comen animales, los herbívoros comen plantas y los omnívoros comen animales y plantas.

Otra forma de clasificar a los depredadores es la funcional, propuesta por Thomson, en 1982, que se enfoca en el modo de alimentación de los depredadores y no de qué se alimentan. Toma en cuenta si el depredador consume todo o parte de la presa, si mata o no a la presa e, incluso, si mata a la presa al momento de atacarla o tiempo después de atacarla.3 Esta clasificación es la más común, y es la que estaremos usando a lo largo de esta lectura. (Tabla 1)

Los “depredadores verdaderos” son aquellos que matan a su presa de modo más o menos inmediatamente después de atacarla y, en el transcurso de su vida, lo hacen con varias presas. Ejemplo de ello son las arañas que se alimentan de mosquitos, o las catarinas que se comen pulgones.

Otro grupo son los ramoneadores los cuales atacan a muchas presas en su vida, pero toman sólo una parte ellas, como los venados, vacas, lagartijas y monos, al igual que las sanguijuelas y los murciélagos vampiro.3

Por otro lado, están los parásitos, que tienen una forma de depredación similar a los ramoneadores, pero con una íntima interacción con su hospedero, interactuando con un individuo en su vida. Sin embargo, algunos parásitos pueden causar daños a su hospedero; tal es el caso de algunas bacterias, protozoarios como el Trypanosoma cruzi, agente de la enfermedad de Chagas e, incluso, invertebrados como las tenias y las lombrices.

Por último, están los parasitoides, cuyos individuos interactúan una sola vez en su vida con su presa –huésped–. El parasitoide adulto deposita un huevo dentro o cerca del huésped, del cual sale una larva que se alimenta de él hasta lograr su madurez; en ese momento sale del huésped causando la muerte del hospedero. Los parasitoides, por lo general, son insectos más pequeños que el huésped y pueden medir desde milímetros hasta algunos centímetros de longitud.3

Entonces, si nos alimentamos de vegetales ¿somos depredadores?, o un conejo que come zanahorias ¿se considera un depredador? Según la clasificación funcional, sí. (ver Tabla 1)1,3,4

Tabla 1: Clasificación funcional de los depredadores (Thomson, 1982)

Tipo de depredador Característica que lo defineDepderador verdaderoMata a su presa casi de forma inmediata.RamoneadorConsume sólo parte del organismo.PrasitoideEl adulto deposita un huevo en su presa (hospedero), la larva se alimenta dentro de ésta y, cuando llega a su estado adulto, el hospedero muere.ParásitoEl adulto vive y se alimenta dentro del hospedero (presa), y rara vez lo mata, pero le puede causar daño.

 

¿Crees que un depredador puede convertirse en presa? La mayoría de los depredadores requieren de muchas presas, por lo que necesitan tener una buena capacidad de búsqueda y movilidad para localizar, atacar y comer. Se podría pensar que los depredadores que están en el nivel más alto de la cadena alimenticia sólo deberían enfocarse en maximizar su ingesta de alimento y su reproducción. Pero no es así de simple, y aquí es donde se pone interesante esta interacción, porque el carnívoro en lo alto de la cadena alimenticia también puede convertirse en presa.

Si bien la interacción depredador-presa puede ser de tipo “+ - “, en los sistemas naturales se establecen interacciones adicionales dependiendo del sitio y momento en que los depredadores estén buscando presas; por ejemplo, un carnívoro juvenil puede ser consumido por otro adulto. Dentro del grupo de los insectos, la especie Geocoris punctipes –chinche–, además de consumir juveniles y adultos de mosca blanca –insecto plaga en cultivos de jitomate–, también se alimenta de un parasitoide de la mosca blanca.5 Lo anterior se conoce como depredación-intragremial (DIG), un tipo de depredación en la cual un depredador ataca a otro del mismo gremio.6 A principios del siglo XX, algunos ecólogos Nelson Hairston, Frederick Smith y Lawrence Slobodkin propusieron una cadena trófica, que propone interacciones simples y directas entre algunos organismos y niveles tróficos.9 (Ver figura 1)

Pero, con el paso de los años se fue aceptando la idea de que cada organismo puede estar expuesto a otros consumidores o depredadores.  Así, las interacciones que parecían simples, en realidad pueden resultar complejas y ser representadas en diagramas de redes multi-tróficas (ver figura 1).

En la red multi-trófica, la DIG (representada en la figura 2) puede ser recíproca (ambos depredadores se atacan entre sí, flecha roja) o unidireccional (sólo un depredador ataca al otro, flecha azul). Para los parasitoides, la DIG es, generalmente, unidireccional, siendo éstos los depredadores depredados y, el depredador generalista, el verdadero depredador. Es bajo este tipo de interacciones que un depredador puede convertirse en presa. ¿Ah verdad?

Si los depredadores se atacan entre sí, podríamos suponer que esto puede resultar positivo para la sobrevivencia de la presa, ¿no? Pues no necesariamente, ya que, aunque haya DIG (ataque entre depredadores), se ha visto que el número de presas consumidas resulta mayor que cuando los depredadores actúan solos.7 ¿Por qué ocurre esto? La razón aún no está clara; sin embargo, es posible que la competencia entre los depredadores sea uno de los factores que esté produciendo esos resultados.8

En este campo del conocimiento quedan muchas preguntas por resolver, por ejemplo: ¿los depredadores son capaces de detectar la competencia? ¿por qué ciertos factores modulan las tasas de depredación y otros no? ¿cómo un depredador puede evadir a ser depredado? ¿cómo un depredador toma sus decisiones de búsqueda de presas?, sin duda, aún queda mucho por investigar para resolverlas. ¡Cuidado! porque en el juego de las interacciones todos podríamos ser presa de un hambriento depredador.

 

  1. Velasco-Hernández, M. C., Ramirez-Romero, R., Cicero, L., Michel-Ríos, C., Desneux, N. (2013) Intraguild predation on the whitefly parasitoid Eretmocerus eremicus by Geocoris punctipes: a behavioral approach. PLoS ONE. 8(11): e80679
  2. Wajenberg, E., Bernstein, C., Van Alphen, J. (2008) Behavioral Ecology of Insect Parasitoids. Blackwell Pub, Malden, MA, USA. 71–91.
  3. Fretwell, S. D. (1987) Food chain dynamics: the central theory of ecology? Oikos. 50:291-301
Cuando un depredador se convierte en presa
Luis Enrique Chavarín-Gómez

Es maestro en Ciencias en Biosistemática y Manejo de Recursos Naturales y Agrícolas por la Universidad de Guadalajara, campus CUCBA. Actualmente estudia el doctorado en Ciencias en Biosistemática, Ecología y Manejo de Recursos Naturales y Agrícolas en la Universidad de Guadalajara, campus CUCBA. C. e.: chavarin.gomez@gmail.com

Héctor Perdomo-Velázquez

Es biólogo por la Universidad de las Américas en Puebla y maestro por el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM. Sus temas de interés son la ecología y conducta de insectos y aves, así como los efectos de perturbaciones de origen natural y humano sobre las aves. Actualmente, labora en el Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM con sede en Costa Rica, representando a la universidad y vinculando investigadores y estudiantes en proyectos académicos en Centroamérica.  C. e.: hperdomo@unam.mx

Ricardo Ramirez-Romero

Es Profesor-Investigador Titular B en el Departamento de Producción Agrícola de la Universidad de Guadalajara y responsable del Laboratorio de Control Biológico en dicha institución. Sus líneas de investigación abordan aspectos de control biológico de plagas agrícolas, ecología, conducta y evolución de insectos plaga y enemigos naturales. C. e.: rramirez@cucba.udg.mx

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