Ciencia en México


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Alrededor de 800 mil adultos mayores en México padecen Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que provoca alteraciones en la conciencia como problemas con la memoria reciente (pérdida del conocimiento de acontecimientos suscitados en un periodo de tiempo cercano, o no pueden recordarse adecuadamente), y dificultad en la orientación.

Imagina que el cerebro es como una ciudad con todas sus luces: cada calle, casa, mercado y escuela cuenta con sus propios focos y la gente puede realizar sus actividades cotidianas gracias a la luz que éstos proporcionan.
         ¿Qué pasaría si hubiera un problema en el cableado que conecta cada foco? Las personas tendrían dificultades para realizar sus tareas diarias.
         En el cerebro, las neuronas son como los focos, se encuentran interconectadas entre ellas para que podamos caminar, dibujar, bailar, recordar el nombre de un pariente o controlar el temperamento; si una de éstas falla, será difícil realizar las actividades que nos permiten tener una vida normal. El Alzheimer provoca la muerte de las neuronas y la pérdida del tejido en todo el cerebro; con el tiempo éste se encoge afectando sus funciones.
         Si pudieras ver este órgano a través de un microscopio observarías dos características específicas de esta enfermedad: una especie de marañas formadas por las neuronas muertas y dañadas que destruyen el sistema de transporte celular; y pedazos chicos de placas conformadas por fragmentos de la proteína beta-amiloidea, los cuales impiden la comunicación entre neuronas.
         A medida que la enfermedad avanza, las marañas se propagan por la corteza cerebral; su progresión varía de acuerdo con la edad de la persona al momento del diagnóstico y de otras condiciones médicas. En promedio, un paciente con Alzheimer vive ocho años con el padecimiento, aunque hay casos en los que llegan a los 20 años.

Un síntoma común del Alzheimer es la dificultad para recordar información recién aprendida. Conforme la enfermedad avanza, los síntomas se agravan; por ejemplo, el paciente presenta desorientación, cambios de humor y en el comportamiento, confusión entre el espacio y el tiempo, dificultad para hablar, tragar y caminar, entre otros.
          Debido a que algunos de los síntomas del Alzheimer también se manifiestan en otros padecimientos como el estrés, ansiedad y depresión, es difícil diagnosticarla. La valoración médica debe incluir un análisis cuidadoso del historial clínico del paciente, la confirmación fiable de las alteraciones propias de la enfermedad (obtenidas por familiares cercanos, cuidadores, entre otros), análisis de sangre y del líquido cefalorraquídeo (en el que se busca la presencia de la proteína TAU, que ayuda a diferenciar este padecimiento con otros tipos de demencia) y resonancia magnética.

Tratamiento   

Actualmente, no existe tratamiento que cure la enfermedad o subsane el daño causado; sin embargo, se utilizan algunos medicamentos para intentar detener su progreso y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
          En todo el mundo, distintos grupos de investigación se encuentran trabajando para encontrar una cura o, en todo caso, entender cómo y por qué se desarrolla este padecimiento. En México, uno de los grandes impulsores de este tema fue el doctor Raúl Mena López, quien trabajó por muchos años en el Cinvestav y cuya línea de investigación era el estudio de las alteraciones neuropatológicas que sufre la proteína TAU en el cerebro con la enfermedad de Alzheimer.
          Su legado fue el Banco Nacional de Cerebros, que cuenta con una colección de 17 cerebros, considerada como una de las más importantes del mundo; sin duda, es una herramienta importante para el estudio de enfermedades neurodegenerativas.
          Gracias a sus estudios en los que sugiere que las marañas neurofibrilares son alteraciones a nivel celular que constituyen un mecanismo de protección de las neuronas, lo que les permite prolongar su vida y mantener sus funciones, fue posible replantear las opciones terapéuticas para combatir esta enfermedad.
          El doctor Marco Antonio Meraz Ríos, del Departamento de Biomedicina Molecular del Cinvestav, es otro de los investigadores que dedica sus estudios a entender el Alzheimer. En particular, analiza el papel tóxico y trófico de la proteína beta-amiloidea, implicada en la formación de las placas, una de las características histopatológicas de este tipo de demencia. En su laboratorio también se interesan por conocer los mecanismos involucrados en la diferenciación neuronal (proceso mediante el cual las neuronas son capaces de trasladarse a sitios preestablecidos genéticamente, dando lugar a una serie de conexiones).
          Éstas y otras contribuciones a la investigación permitirán un avance significativo en áreas como el diagnóstico, genética, tratamientos, prevención y mejora en la calidad de vida de los pacientes.

Fuentes   
  • Alzheimer’s Association. ¿Qué es el Alzheimer? Recuperado el 11 de junio de 2019, de https://www.alz.org/espanol/about/el_alzheimer_y_el_cerebro.asp
  • Dementia Car Central. Cambios del cerebro en la enfermedad del Alzheimer. Recuperado el 11 de junio de 2019.
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Pilar Martínez
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