Transferencia de partículas de plástico en las cadenas tróficas marinas


Transferencia de partículas de plástico en las cadenas tróficas marinas
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En la actualidad, la contaminación de los mares por plásticos genera partículas fragmentadas que pueden ser ingeridas por los organismos marinos y transmitirse por las cadenas tróficas (de nutrición) hasta llegar a afectar a depredadores topes como el humano. El conocimiento sobre la transferencia de sustancias tóxicas absorbidas por las partículas plásticas a través de las cadenas tróficas es incompleto y representa nuevos caminos para la investigación científica.

Abramos un pescado para hacer un delicioso filete. Quitémosle las vísceras, pero, en lugar de dese-charlas, vamos a examinarlas con el microscopio para buscar parásitos o ver la condición de salud que tenía el pez. ¿Qué son esas partículas diminutas tan simétricas que observamos en sus tejidos? ¡Fragmentos de plástico! ¿Hemos contaminado el mar de tal manera que sus habitantes ya integran polímeros a sus tejidos? Y la cuestión es: ¿cómo puede afectar esto a los ecosistemas y a los humanos? Estas preguntas son el parteaguas para nuevas líneas de investigación sobre un problema que debemos afrontar en este siglo.

Los plásticos son polímeros sintéticos de alto peso molecular y baja densidad, constituidos por moléculas de carbono, es decir, orgánicas. El plástico es un material versátil, de larga durabilidad, que ha sido usado extensivamente desde el siglo XX, debido a sus atractivas propiedades, tales como su liviandad, el ser agradable al tacto, además de aislante eléctrico, impermeable y resistente tanto a la corrosión como a la degradación ambiental y biológica; características que lo han convertido en el material más común para manufacturar miles de productos en industrias tan diversas como la electrónica, de envolturas, vestido y calzado, además de múltiples artículos, como juguetes, fibras, muebles, bolsas, botellas, gafas, etcétera.


     En los últimos 60 años, la producción global de plástico ha ido en aumento, y en la actualidad se producen 300 millones de toneladas al año, de las cuales 40% corresponde a la fabricación de envases y 20% a la construcción.1 El gran problema es que, al no ser un material biodegradable, el plástico —cuando se desecha— no puede reintegrarse a los ciclos moleculares orgánicos.
     Una cantidad inmensa de plásticos entra en los ecosistemas acuáticos mediante el descarte, las aguas negras, los lixiviados, vertederos y contaminación de los mares. Algunos estudios han estimado que más de cinco trillones de piezas de plástico flotan en la superficie de los mares2 y se ha documentado una cantidad ingente de plásticos en el piso oceánico.3, 4, 5, 6, 7
     Los plásticos pierden resistencia y se fragmentan con el tiempo, debido a procesos físico-químicos: la exposición a la luz solar, la oxidación o la acción física del oleaje y las corrientes, pero esta fragmentación no implica una degradación. El polímero, aun siendo más pequeño, no altera su configuración química; por ejemplo, en una sola lavada, una fibra sintética puede fragmentarse en cerca de 2,000 fibras microplásticas, las cuales son clasificadas según su tamaño:  Se denomina microplásticos a las partículas cuya medida va de 5 mm a 1 μm de diámetro y nanoplásticos a las partículas menores a 1 μm.

Los detritos plásticos han entrado a los ecosistemas marinos en todo el planeta y pueden dañar a los seres vivos; al respecto, se ha documentado que más de 630 especies marinas interactúan con partículas plásticas, entre las cuales se encuentran peces, tortugas, cetáceos, aves, moluscos y crustáceos.8
     La ingesta de estas partículas ha causado daños a las aves marinas al provocar un bloqueo en su sistema digestivo o provocarles perforación intestinal.9 También ha sido documentado que varias especies de tortugas marinas ingieren plástico, probablemente al confundirlo con medusas, lo que afecta su sistema digestivo ocasionando, incluso, su muerte.10, 11, 12 En junio de 2018 se registró, en el estómago de un calderón Globicephala macrorhynchus, un total de 80 bolsas de plástico, lo cual causó su muerte.

Aún no se ha descrito con claridad la forma de transferencia de las partículas plásticas a través de las cadenas alimenticias, si es que existe una biomagnificación, una acumulación o se trata de mecanismos de transferencia; sin embargo, algunos estudios indican que las partículas plásticas pueden incorporarse a los organismos a través de las cadenas tróficas marinas.
     Los nanoplásticos pueden pasar de estas cadenas al fitoplancton mediante algas, protozoarios o bacterias y ser asimilados por organismos filtradores como esponjas o briozoarios. Debido a su diminuto tamaño, estas partículas pueden permear las membranas biológicas, lo que podría afectar células sanguíneas o, incluso, el proceso de fotosíntesis.
     Varios grupos planctónicos como copépodos, larvas de decápodos, larvas de bivalvos y plancton gelatinoso pueden ingerir nanoplásticos y microplásticos suspendidos en la columna de agua o ingerir a otros organismos contaminados;13, 14 así, los animales marinos pueden confundir microesferas plásticas con zooplancton e ingerirlas.
     Se ha documentado, asimismo, la transferencia de microesferas plásticas de mejillones Mytilus edulis a cangrejos Carcinus maenas: 24 horas después de ingerir mejillones, se encontraron partículas en la hemolinfa, los ovarios y las branquias de los cangrejos; pero, a los 21 días, las esferas prácticamentehabían desaparecido.
     En otro estudio se registró una transferencia de nanopartículas de poliestireno en un ecosistema de agua dulce desde el alga verde Scenedesmus sp. hacia el cladócero Daphnia magna y hasta el pez carpín Carassius carassius que sufrió un cambio en su metabolismo.15
     Estos resultados dan pie a varias especulaciones que pueden transformarse en hipótesis; por ejemplo: que algunos organismos pueden incorporar o, incluso, desechar las partículas plásticas, lo cual detendría una posible transferencia a niveles superiores en el ecosistema. Algunos investigadores, por su parte, piensan que las partículas plásticas pueden inducir respuestas inmuno-tóxicas, alterar la expresión de genes o causar muerte celular.
     No sólo la transferencia de las partículas es tema de preocupación, también lo son los contaminantes que las acompañan, ya que el plástico facilita la transferencia de contaminantes tóxicos en el organismo.16 Asimismo, algunas sustancias contaminantes, como los hidrocarburos aromáticos (bencenos), los bifenoles y las dioxinas, son absorbidas por los plásticos en el mar, debido a su naturaleza hidrofóbica.
     Se han realizado experimentos que modelan cadenas tróficas simples en lugares donde los peces cebra Danio rerio ingirieron crustáceos del género Artemia. Los nauplios de las artemias ingirieron dos tipos de nanopartículas plásticas; el primer tipo de éstas no tenía ninguna sustancia y el segundo contenía contaminantes orgánicos como benzopirenos; así, los peces absorbieron los contaminantes por el epitelio intestinal y se acumularon en sus hígados.17
     Tosetto18 dejó, durante dos meses, microesferas plásticas en una bahía urbana de Australia, las cuales se impregnaron de hidrocarburos poliaromáticos —contaminantes altamente tóxicos—; los investigadores alimentaron a anfípodos (crustáceos acuáticos) Platorchestia smithi con estas partículas; luego, ofrecieron estos anfípodos a otra especie como alimento: los gobios (pequeños peces) Bathygobius krefftii, los cuales no mostraron cambio significativo alguno.
     Estos estudios son muy novedosos y aún no se conocen completamente los mecanismos de la absorción potencial que ocurre entre plásticos, sustancias tóxicas y tejidos biológicos. El conocimiento sobre este tema es aún insuficiente y su potencial científico relevante, pues una parte sustancial de la dieta humana deriva de los animales marinos.
     Se ha registrado que 28% de los pescados comprados en mercados de Indonesia y 25% de los adquiridos en mercados de los Estados Unidos tenían microplásticos en sus vísceras.19 También se ha reportado la presencia de microplásticos en especies de crustáceos de importancia comercial como la gamba Crangon crangon y la cigala Nephrops norvegicus.20, 21
     Esto es relevante, pues se sabe que tanto en ratas como en humanos las partículas de PVC < 150 μm pasan del intestino hacia el sistema circulatorio; partículas muy finas que pueden cruzar las membranas celulares, las meninges y la placenta, lo que puede causar daño celular, estrés oxidativo e inflamación.

Ante la perspectiva de que los desechos plásticos aumentarán en el futuro próximo, aún esperan respuesta varias preguntas claves como: ¿Hasta dónde los plásticos transfieren las sustancias contaminantes a los organismos por vía de la ingesta? ¿Obtienen los humanos partículas plásticas al ingerir animales marinos? ¿Qué proporción de la exposición humana a los ingredientes plásticos ocurre a través de las cadenas tróficas? ¿Hay efectos de sustancias contaminantes asociadas a partículas plásticas en depredadores tope?
     Es necesario continuar la investigación científica, con el fon de resolver estas cuestiones, entender los procesos de acumulación de micro y nanoplásticos, así como tener bases sólidas para desarrollar acciones que atenúen la contaminación en los ecosistemas marinos. 

Transferencia de partículas de plástico En las cadenas tróficas marinas
Mario Jaime Rivera

El doctor Mario Jaime Rivera es profesor-investigador en la Universidad Autónoma de Baja California Sur y candidato al SNI. Recibió el Premio Internacional de Divulgación de la Ciencia “Ruy Pérez Tamayo” en 2012.

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